El dinero y las reservas de oro
por Miguel Agreda
1. El papel moneda nació como contrapartida del oro que respaldaba su valor; oro que guardaba el banco emisor (privado) en sus bóvedas. (Primigeniamente el oro –y o la plata- era acuñado por cuenta de los Estados (reinos o monarquías.)
2. Luego de una evolución a través de los últimos siglos, la emisión termina como prerrogativa monopólica de los Estados nacionales que deberían comprarlo en el mercado y depositarlo en sus arcas cada vez que las necesidades comerciales de la nación (o de cualquier otra índole) requirieran de más papel moneda en circulación.
3. El Convenio de Bretton Goods (1944) le otorga al dólar norteamericano el rol de moneda única para el comercio mundial con lo que el oro queda completamente destronado de la función monetaria para estos efectos. (Lógico es que esto compromete sólo a los Estados suscriptores del Convenio.) “El dólar es tan bueno como el oro” rezaba el convenio.
4. No obstante, y como garantía para evitar abusos en materia de emisión, dicho convenio le impone a los EEUU la obligación de depositar en su Banco Central 1 onza de oro por cada 35 dólares que lanzara a la circulación.
5. Esto se cumple a medias hasta que un desconfiado presidente francés, Charles de Gaulle, comienza a canjear los dólares en reserva por el oro que se suponía debía tener en forma completa la Reserva Federal de los USA, concertando dramática y sostenidamente la atención mundial, hasta que el gobierno de Richard Nixon le pone punto final a dicho canje .
6. A partir de ese momento los demás Estados nacionales extienden su discrecionalidad a la emisión monetaria, liberados de la correspondiente obligación de depositar oro en sus respectivas reservas. (¿Recuerdan que anteriormente en nuestros billetes se podía leer “El Banco Central de Reserva pagará al portador tantos o cuantos soles de oro”?)
7.- Aquí termina definitivamente la historia formal del oro como dinero, después de una azarosa odisea eliminatoria. No obstante, su espectro no ha podido ser borrado del mercado que, cual sombra se proyecta detrás de cada unidad monetaria. Por eso, la historia reciente del dinero (moneda impresa) sigue siendo la historia real del oro como dinero.
8. Por tanto, la emisión de papel moneda SIN NECESIDAD DE DEPOSITAR NI UN SOLO GRAMO del precioso metal es parte, ahora, de las prerrogativas de todos los Estados del mundo, lo que ha dado lugar a la inflación como problema crónico en el mercado mundial y/o nacionales y como eventual resultado de dicha discrecionalidad que los Estados se reservan SIN LÍMITE ALGUNO.
9. Por eso el precio del oro sube AUTOMÁTICAMENTE cada vez que los Estados nacionales imprimen billetes en forma descontrolada (lo que recibe ahora el nombre de `emisión inorgánica de moneda´, término que antes tenía una etimología legal).
10. Dicho esto, comparto la inquietud aquí manifestada por muchos de exigirle a nuestro banco emisor (el BCR) que se deshaga de todo dólar y de todas las demás monedas que `atesora´ crecientemente en sus bóvedas, mientras todas ellas van perdiendo continuamente su valor cada día y cada hora que pasa; debiendo comprar oro para no seguir deteriorando los valores de las reservas del país.
11. Lo dicho acá no significa que el valor del oro no pueda bajar en algún momento (como el de cualquier otro bien o servicio), pero esto no tiene punto de comparación con la descomunal e irreversible desbarrancada de dichas monedas que observamos en la presente depresión económica del mercado mundial (que muchos llaman `crisis´ indulgentemente).
por Miguel Agreda
1. El papel moneda nació como contrapartida del oro que respaldaba su valor; oro que guardaba el banco emisor (privado) en sus bóvedas. (Primigeniamente el oro –y o la plata- era acuñado por cuenta de los Estados (reinos o monarquías.)
2. Luego de una evolución a través de los últimos siglos, la emisión termina como prerrogativa monopólica de los Estados nacionales que deberían comprarlo en el mercado y depositarlo en sus arcas cada vez que las necesidades comerciales de la nación (o de cualquier otra índole) requirieran de más papel moneda en circulación.
3. El Convenio de Bretton Goods (1944) le otorga al dólar norteamericano el rol de moneda única para el comercio mundial con lo que el oro queda completamente destronado de la función monetaria para estos efectos. (Lógico es que esto compromete sólo a los Estados suscriptores del Convenio.) “El dólar es tan bueno como el oro” rezaba el convenio.
4. No obstante, y como garantía para evitar abusos en materia de emisión, dicho convenio le impone a los EEUU la obligación de depositar en su Banco Central 1 onza de oro por cada 35 dólares que lanzara a la circulación.
5. Esto se cumple a medias hasta que un desconfiado presidente francés, Charles de Gaulle, comienza a canjear los dólares en reserva por el oro que se suponía debía tener en forma completa la Reserva Federal de los USA, concertando dramática y sostenidamente la atención mundial, hasta que el gobierno de Richard Nixon le pone punto final a dicho canje .
6. A partir de ese momento los demás Estados nacionales extienden su discrecionalidad a la emisión monetaria, liberados de la correspondiente obligación de depositar oro en sus respectivas reservas. (¿Recuerdan que anteriormente en nuestros billetes se podía leer “El Banco Central de Reserva pagará al portador tantos o cuantos soles de oro”?)
7.- Aquí termina definitivamente la historia formal del oro como dinero, después de una azarosa odisea eliminatoria. No obstante, su espectro no ha podido ser borrado del mercado que, cual sombra se proyecta detrás de cada unidad monetaria. Por eso, la historia reciente del dinero (moneda impresa) sigue siendo la historia real del oro como dinero.
8. Por tanto, la emisión de papel moneda SIN NECESIDAD DE DEPOSITAR NI UN SOLO GRAMO del precioso metal es parte, ahora, de las prerrogativas de todos los Estados del mundo, lo que ha dado lugar a la inflación como problema crónico en el mercado mundial y/o nacionales y como eventual resultado de dicha discrecionalidad que los Estados se reservan SIN LÍMITE ALGUNO.
9. Por eso el precio del oro sube AUTOMÁTICAMENTE cada vez que los Estados nacionales imprimen billetes en forma descontrolada (lo que recibe ahora el nombre de `emisión inorgánica de moneda´, término que antes tenía una etimología legal).
10. Dicho esto, comparto la inquietud aquí manifestada por muchos de exigirle a nuestro banco emisor (el BCR) que se deshaga de todo dólar y de todas las demás monedas que `atesora´ crecientemente en sus bóvedas, mientras todas ellas van perdiendo continuamente su valor cada día y cada hora que pasa; debiendo comprar oro para no seguir deteriorando los valores de las reservas del país.
11. Lo dicho acá no significa que el valor del oro no pueda bajar en algún momento (como el de cualquier otro bien o servicio), pero esto no tiene punto de comparación con la descomunal e irreversible desbarrancada de dichas monedas que observamos en la presente depresión económica del mercado mundial (que muchos llaman `crisis´ indulgentemente).
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